viernes, 21 de octubre de 2016

La Dama de Malta



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                                             LA DAMA DE MALTA
                     
                              
No sé cuál era su nombre, pero veinte minutos desayunando con ella me enteré de muchas cosas de su vida.
Íbamos en el mismo Crucero que empezó en Barcelona y terminaba allí para ella, y como la última visita fué en Malta y ella y su marido desembarcaban allí, allí residían desde hacía cincuenta y cinco años. Nosotros seguíamos a Barcelona.

Hablaba con un acento extraño, aunque hablábamos en inglés y ella era irlandesa. Pero tantos años viviendo en esa isla que tenía otro idioma, le cambió su manera de hablar. Tenía mezcla.

Su marido era un mercader maltés que solía ir a Irlanda dos veces al año a comprar. Allí la conoció con quince años. Era cinco años mayor que ella, y a sus padres no le gustaba nada éste hombre, que en un principio parecía tosco. Pero no sabían quién era ni a qué se dedicaba. Y su niña era una niña de un pueblucho y muy inocente. Éste hombre les parecía muy mayor para ella, además no era de allí, y mientras más lejos mejor.

Pero cada vez que regresaba a Irlanda, la procuraba más y trataba de ser más refinado para que sus padres no le rechazaran. No llevaba regalos, solo quería parecer normal.
Y lo logró, a los tres años se casaron y se fueron en un principio a Malta, donde él tenía sus negocios.

Tuvieron tres hijos seguidos, y eran muy felices. Aunque ella echaba de menos a sus padres y pueblo, allí la acogieron, aprendió el idioma, adoraba a su marido y se dedicaba a sus hijos. Me dijo que adoraba a aquello y que ahora por nada lo cambiaba.

La manera de moverse ( siempre estuvo sentada ), sus manos, su voz, era muy refinado como para venir de pueblo y al ver a su marido, me lo pareció más. Pero se les notaba un cariño y amor inmenso. Pero me pareció tosco. No lo sería.
A las camareras las trataba muy bien y éstas lloraban porque ya sabían que era su último desayuno allí.

Me dijo se llamaba Lula, pero sus nietos la llamaban Mama Lula, que era abuela. Parece que Lula es común allí o en Irlanda. A tanto no me dio tiempo.
Dijo que su hijo los recogería en el puerto y tardarían veinte minutos en llegar a casa. Deduje no vivían en el centro de Malta, pues el puerto está a un minuto del centro. Así y todo me pareció toda una Dama. No era nada presumida, todo lo contrario.

Vino su marido, se levantó, me dio un beso de despedida y se marchó.
Me quedé con las ganas de seguir hablando con la Lula y me contara más. No pudo ser.
A las dos horas teníamos una excursión Malta-Valeta. Allí llueve poco. La gente tiene que almacenar agua. Malta es impresionante por sus Monumentos, especialmente la Iglesia de San Juan. Se puede estar horas ahí, pero en una excursión de Barco te llevan en volandas a ver cosas, pero era la hora de comer y nos llevaron a Valeta.

Valeta es la parte más pudiente. Hay casas pobres, pero ahí es donde viven los más ricos. Recapitulé, y me dí cuenta de los veinte minutos, porque de Malta-Valeta no es gran distacia.

Hay unas playas hermosas. Muchas. Hoteles de lujo y mansiones.

Me pregunté, ¿ En cual vivirá Lula ?  La Dama de Malta.