
DOÑA HELEN
Doña Helen fué una madre ejemplar. Nunca habrá suficientes palabras para describirla. Diré unas pocas palabras de su niñez.
Venía de una familia numerosa, la quinta de seis. Como dato curioso nació el mismo día que su hermana mayor, con la cual se llevaba siete años. Eleonor siempre dijo que fué su regalo de cumpleaños. Fué su hermano Jaime con quién más unida estaba.
Eran de una clase media trabajadora donde todos tenían que arrimar el hombro. Su padre se dedicó desde carpintero a criar vacas comprar gallinas para huevos. Doña Helen y Jaime eran los encargados de recolectar los huevos, ponerlos en cartones, y entonces su padre los vendía al por mayor. En esa casa todos trabajaban.
Doña Helen tenía encanto, en su casa todos tenían ojos azules, pero ella los tenía de un verde intenso que maravillaba. Era simpática. Nada más mudarse de pueblo a otro un poco más lejos y entrar al colegio, donde no era conocida, la eligieron la Reina del año.
Tocaba el piano, trompeta, tuba. Todo esto se lo enseñaron en la escuela religiosa. Era protestante.
Estudió enfermería, y en cuanto terminó y se enteró que había una epidemia infantil muy lejos de su casa. No le importó. Se fué de voluntaria con otras amigas.
Allí conoció a Ramón, que era estudiante. Y nada más se vieron saltaron chispas. No sé cuanto le faltaba a Ramón por terminar su carrera, y ella sabía que nada más terminár su carrera se regresaría a su país. Un país del que ella desconocía todo. Hasta el idioma. Aun así se casó con él y se fué a tierras lejanas.
Su familia le dijo que estaba loca, que allí la gente vivía en la copa de una palmera y no sé cuantas cosas más. Nadie había oído hablar de ese país hasta entonces.
Allá se fué, no entendía a nadie y a ella tampoco la entendían. Poco a poco fué acostumbradose, y la gente se le iba acercando. Su apariencia y personalidad era encantador. Y siempre existe el lenguaje por señas.
Tuvo hijos. Aprendió el idioma lo suficiente como para comunicarse, y la gente empezó a entenderla.
Su casa era la de todo el mundo. La situación económica de Ramón fué mejorando, y fué rodeandose de personas que la entendían mejor. Pero nunca perdió su humildad, candidez, sencillez y alegría. No importa lo que pasase, era feliz y lo transmitía.
Ella pidió que le quitaran "el Doña", pero era la costumbre, y una falta de respeto.
No fué hasta que sus hijos se fueron haciendo mayores, se fueron casando, que una de las nueras empezó a decirle Helen. Y de ahí para casi todo el mundo fué Helen.
A Ramón le gustaba la poesía, y varias veces sentó a sus hijos cuando eran pequeños en el sofá mientras él recitaba. Eso sí, Helen tocaba el piano como música de fondo. Se pueden imaginar los codazos y risitas entre los hermanos, cosa que molestaba a Ramón y los iba despachando poco a poco. Hasta a Helen le entraba la risa floja, pero como estaba de espalda, él no la veía.
Lo mismo cuando cantaba. Tenía un repertorio y terminaba con "Aquellos ojos Verdes", y Helen tenía que mirarlo. Entonces aquello era la monda. Ramón para eso no tenía sentido del humor. Eran niños. ¿ Que se les podía pedir?
Cuando se fueron haciendo mayor, a dos de los hijos de Helen, les entró el "gusanillo de tocar el piano. Ella los amaba a todos por igual, y les dedicaba el tiempo pertinente a cada uno de ellos según la necesidad del momento.
Doña Helen fué la perfecta "mamá gallina", pero sin que se le notase. Y ESOS OJOS VERDES, con la edad se tornaron gris.
ttps://www.youtube.com/watch?v=kLnkWaF-dpw&list=RDkLnkWaF-dpw
Doña Helen tenía encanto, en su casa todos tenían ojos azules, pero ella los tenía de un verde intenso que maravillaba. Era simpática. Nada más mudarse de pueblo a otro un poco más lejos y entrar al colegio, donde no era conocida, la eligieron la Reina del año.
Tocaba el piano, trompeta, tuba. Todo esto se lo enseñaron en la escuela religiosa. Era protestante.
Estudió enfermería, y en cuanto terminó y se enteró que había una epidemia infantil muy lejos de su casa. No le importó. Se fué de voluntaria con otras amigas.
Allí conoció a Ramón, que era estudiante. Y nada más se vieron saltaron chispas. No sé cuanto le faltaba a Ramón por terminar su carrera, y ella sabía que nada más terminár su carrera se regresaría a su país. Un país del que ella desconocía todo. Hasta el idioma. Aun así se casó con él y se fué a tierras lejanas.
Su familia le dijo que estaba loca, que allí la gente vivía en la copa de una palmera y no sé cuantas cosas más. Nadie había oído hablar de ese país hasta entonces.
Allá se fué, no entendía a nadie y a ella tampoco la entendían. Poco a poco fué acostumbradose, y la gente se le iba acercando. Su apariencia y personalidad era encantador. Y siempre existe el lenguaje por señas.
Tuvo hijos. Aprendió el idioma lo suficiente como para comunicarse, y la gente empezó a entenderla.
Su casa era la de todo el mundo. La situación económica de Ramón fué mejorando, y fué rodeandose de personas que la entendían mejor. Pero nunca perdió su humildad, candidez, sencillez y alegría. No importa lo que pasase, era feliz y lo transmitía.
Ella pidió que le quitaran "el Doña", pero era la costumbre, y una falta de respeto.
No fué hasta que sus hijos se fueron haciendo mayores, se fueron casando, que una de las nueras empezó a decirle Helen. Y de ahí para casi todo el mundo fué Helen.
A Ramón le gustaba la poesía, y varias veces sentó a sus hijos cuando eran pequeños en el sofá mientras él recitaba. Eso sí, Helen tocaba el piano como música de fondo. Se pueden imaginar los codazos y risitas entre los hermanos, cosa que molestaba a Ramón y los iba despachando poco a poco. Hasta a Helen le entraba la risa floja, pero como estaba de espalda, él no la veía.
Lo mismo cuando cantaba. Tenía un repertorio y terminaba con "Aquellos ojos Verdes", y Helen tenía que mirarlo. Entonces aquello era la monda. Ramón para eso no tenía sentido del humor. Eran niños. ¿ Que se les podía pedir?
Cuando se fueron haciendo mayor, a dos de los hijos de Helen, les entró el "gusanillo de tocar el piano. Ella los amaba a todos por igual, y les dedicaba el tiempo pertinente a cada uno de ellos según la necesidad del momento.
Doña Helen fué la perfecta "mamá gallina", pero sin que se le notase. Y ESOS OJOS VERDES, con la edad se tornaron gris.
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